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Después del proceso electoral de 1988, ante la incapacidad gubernamental para responder las interrogantes surgidas por las irregularidades dadas principalmente durante la jornada electoral, la clase política creo el Instituto Federal Electoral, el cual vivió un momento transcendental en 1996 cuando se dio la reforma política que lo “ciudadanizo”.
El IFE, tuvo que enfrentar distintos retos, sin duda el principal, evitar caer en el juego de solo ser un instrumento de los partidos políticos o de los gobernantes. Durante la elección de 1997 tuvieron el reto de organizar la primera elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal y enfrentar la presión en el reparto de las diputaciones plurinominales que hicieron que la LVII Legislatura, fuera la primera en no tener mayoría absoluta del PRI.
Pero el proceso electoral del 2006 fue el inicio del desgaste de la institución. La pausa de su presidente Luis Carlos Ugalde para definir un ganador en la noche del 02 de julio, fue sin duda excusa perfecta para que una gran parte de la sociedad mexicana presionara un reacomodo al interior del instituto. Vino la llamada “Ley Manlio” y una integración de su Consejo General basado principalmente en el reparto de cuotas partidistas.
La crisis dentro del IFE ya era inevitable, durante distintos momentos el Consejo General estuvo incompleto, no había urgencia de nombrar consejeros por parte del poder legislativo. Vino la elección del 2012 y si bien no se juzgó el papel de organización técnica del instituto si se generó un desprecio al ser notorio que jurídicamente no tenían “dientes” para por ejemplo anular la elección en el caso del exceso de gastos de campaña.
El 05 de diciembre de 2013, el poder legislativo aprobó con 409 votos a favor que representan el 81.8% del total de integrantes de la cámara de diputados, una reforma constitucional que dio “sepultura” al máximo órgano electoral, naciendo ahora un Instituto Nacional Electoral.
El primer paso para su conformación está en lo que los diputados federales han denominado Comité Técnico de Evaluación, conformado por siete personas. Tres integrantes son nombrados por la Junta de Coordinación Política de la cámara de diputados (JUCOPO) dos por parte del IFAI y dos por parte de la CNDH.
El 21 de febrero pasado, se dieron a conocer los nombres de los integrantes de este Comité, por un lado la JUCOPO nombro Jorge Moreno Collado (ex consejero de la judicatura federal y ex diputado federal del PRI), Alejandro González Alcocer (ex gobernador panista de Baja California) y Ricardo Becerra Laguna (Actual Subsecretario de Desarrollo Económico y Sustentabilidad del GDF y ex jefe de asesores de José Woldenberg en el IFE).
La CNDH nombro como sus representantes a José Antonio Lozano Diez (Director de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana) y a Tonatiuh Guillén López (Presidente del Colegio de la Frontera Norte). El IFAI a Enrique Cárdenas Sánchez (Director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias) así como a María Soledad Loaeza Tovar (académica del Colegio de México).
El Comité Técnico de Evaluación tendrá que proponer los nombres de los futuros once integrantes del INE, los diputados votarán en base a esas propuestas. Por eso es importante que los nuevos integrantes de este nuevo organismo electoral sean ciudadanos capacitados e independientes.
México necesita volver a tener confianza en la institución que debe fomentar y velar por la democracia, la que debe asegurar el derecho fundamental a votar y ser votado. Ese es el primer reto del INE.
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